domingo, 18 de diciembre de 2005

Nunc est bibendum (y VI)


El vino en España
No se conoce con exactitud quienes introdujeron la vid en España; algunos tratadistas señalan que fueron los griegos, pero también es posible que fueran los púnicos. Lo que sí se conoce es que la historia vinícola de España es muy antigua, ya que existen documentos como exportadora de vinos allá por el siglo I a. c.
Los primeros viñedos, posiblemente traídos por los púnicos sobre el siglo VI ó V a. C., llegaron a la península por dos vías de penetración, una por la costa catalana y otra por la bética localidad de Oinoússa, cuya denominación alude al vino (oinos). Aquí se produjo una uva que los hispanos denominaban ‘coccolobis’ y que los romanos denominaron ‘balisca’. Plinio, naturalista romano, decía que la coccolobis “cuanto más dulce, es tanto mejor, la que tiene gusto seco se hace dulce al envejecer y la que lo tuvo dulce se convierte en seco al envejecer con el tiempo, eficaz contra las afecciones de la vejiga”. En otro lugar, comentaba Plinio, existe además una uva negra, llamada ‘aminnea’ o ‘syriaca’ que era “la mejor entre las inferiores”.

Vinus gaditanus
Los vinos de la Turdetania –bética occidental– llegaron a rivalizar con los más famosos vinos de la antigüedad y tal vez sean esos los que hoy degustamos como vinos andaluces, corroborado por algunos yacimientos arqueológicos submarinos donde se encontraron ánforas en las que estaba inscrita la denominación de ‘vinus gaditanus’. Y es que los primeros vinos españoles gozaron de una fama más que aceptable.

Las vides colonizadoras

Plinio relataba que los legionarios romanos llevaban varas de vid en sus equipos de campaña, que iban implantando progresivamente en los lugares conquistados; no olvidemos que la vid es un cultivo a largo plazo y, por lo tanto, colonizador. Cita en particular Plinio la variedad llamada ‘piccatum’ por su ligero sabor a petróleo y que se puede razonablemente identificar con la ‘Petite Syrah’, tal vez procedente de Shiraz (Siria), hoy cultivada en los aledaños del Ródano. Cabe señalar que ya hacia el siglo III d.c. los romanos habían sentado las bases de todos los grandes viñedos europeos actuales y que los límites de la viticultura clásica coinciden con los del Imperio Romano en el momento de su máxima expansión. Pero un hecho agrícola de gran consecuencia para la historia del vino fue la implantación de la vid en las Galias. Cuando los romanos se retiraron de lo que hoy es Francia, en el siglo V, ya habían sentado los fundamentos de casi todos los mayores viñedos del mundo moderno.

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