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lunes, 14 de noviembre de 2005
Javier Conde homenajea a Sabicas en el último concierto flamenco de Bodegas Riojanas
Se acabó. El primer ciclo de Flamenco organizado por Bodegas Riojanas llegó a su final con un emocionante concierto de un nuevo genio de 17 años para el que parece que la guitarra no esconde secretos. Javier Conde dejó escrito el viernes en Cenicero que su nombre es uno de los que en un breve plazo de tiempo –si nada extraño sucede– se codeará con maestros de la talla de Gerardo Núñez, Rafael Riqueni o Vicente Amigo, sin ir más lejos y para que se sepa.
La verdad es que es alucinante ver cómo se maneja Javier con la guitarra, la seriedad que desprende en el escenario y el conocimiento que tiene a los grandes maestros, especialmente del genial pamplonés Agustín Castellón ‘Sabicas’, del que interpretó un gran número de bellas creaciones, como la siguiriya acelerada, la soleá o el garrotín, tan hermoso que parecía sonar el propio maestro en una de sus memorables interpretaciones. Y elegir es estos tiempos a ‘Sabicas’ es norma de criterio, de sentimiento y de buenos consejos. Riqueni, en su maravilloso disco ‘Maestros’, hizo un recorrido nuevo por el mástil del maestro y la sonoridad y limpieza de la guitarra se unían allí a una especie de fragilidad que concuerda con la propia forma de ser de Riqueni. Aquí, con Javier Conde, da la sensación de que lo etéreo de Rafael da paso a una seguridad brutal en este joven muchacho que logró en el Festival de la Unión el codiciado Bordón de la edición de 2004.
Javier Conde se asoma a la guitarra con condescendencia. Para él, el toque no es una cuestión que se aparezca como un reto. No. Es capaz de ir extrayendo los sonidos con naturalidad y con tino, con una suerte de academicismo que no empalaga pero que es capaz de dejar boquiabierto a quien persigue con sus ojos la forma con la que los dedos se deslizan por el mástil de su guitarra. Da la sensación de que está sobrado porque su sonanta suena a magisterio a pesar de lo breve de su edad y su lógica escasa singladura por los escenarios. Además del mencionado ‘Sabicas’, interpretó un tema por alegrías del gran Paco de Lucía, cositas de ese gutarrista de guitarristas llamado ‘Serranito’ y una preciosa canción de Manolo Sanlúcar. Al final, con su padre de segunda guitarra, hizo una preciosa rumba y después se marcó una polca paraguaya que resultó una delicia. Hubo un bis; se lo dedicó al cartero de Cenicero y fue el ‘Sitio de Zaragoza’, con el que nos transportó a las heroicidades de Agustina de Aragón y de la guitarra brotaron hasta el sonido del tamboril de las tropas españolas. Y no es una exageración.
Tres noches flamencas en Bodegas Riojanas
Tecero y último de los conciertos, viernes 11 de noviembre de 2005. Auditorio de Bodegas Riojanas en Cenicero. Lleno.
Guitarra en concierto: Javier Conde.
Segunda guitarra: José Antonio Conde.