domingo, 23 de octubre de 2005

Una plaza de toros para el siglo XXI


El próximo viernes la ciudad va a vivir un acontecimiento histórico: la inauguración de su nueva plaza de toros. Un moderno edificio salido de los planos de los arquitectos vascos Javier Labad y Diego Garteiz que, con un presupuesto superior a los 2.000 millones de pesetas, ha financiado la empresa Martínez Flamarique, conocida popularmente como ‘Chopera’.
La construcción de este nuevo inmueble está íntimamente ligada con la desaparición del coso de La Manzanera, que desde el año pasado era propiedad de ‘Chopera’ tras adquirirla al Consejo de Administración de la plaza de toros. La empresa Martínez Flamarique después firmó un convenio con el Ayuntamiento logroñés con el fin de recalificar el solar donde todavía se asienta la plaza de La Manzanera y así financiar parte de la construcción de la nueva plaza.
La nueva plaza de toros de ‘La Ribera’ será una de las más modernas del mundo, cuenta con un aforo de 11.121 espectadores que ocuparán sus localidades con absoluta comodidad, ya que cada uno de ellos contará con su correspondiente asiento individual.
Uno de los aspectos más destacables de esta obra arquitectónica es la extraordinaria visibilidad del ruedo desde cualquier parte de la plaza. El perímetro de la candente es de 45, 2 metros, con lo que se consigue que los espectadores más alejados de la lidia puedan contemplarla con una sorprendente sensación de cercanía. La plaza, que hunde su base casi cinco metros en el suelo, cuenta con todos los servicios de este tipo de recintos, y lejos de resultar una obra fría, se antoja que con su concepción moderna pero salpicada de ladrillo ‘caravista’ y de una galería perimetral que comunica el interior del coso con el exterior. Además, ello la reforzará desde el punto de vista de su calidad arquitectónica y de su vocación más social.
Labad y Garteiz diferencian mucho el coso de Illumbe, en San Sebastián, con el nuevo de Logroño: “Aunque su concepción es muy similar, éste le gana en muchos aspectos. Digamos que de aquél han partido muchas ideas que en éste han sido superadas y mejoradas ampliamente”.
El nuevo coso taurino logroñés se verá rematado con una cúpula móvil que se abrirá o cerrará en sólo 10 minutos. Esta parte de la obra es la única que no será finalizada en su totalidad hasta después de San Mateo.
Una de las novedades más destacables de las muchas con las que cuenta este nuevo recinto es, sin duda, la ubicación de unos burladeros (de 12 a 15) con acceso para el público. Estos burladeros, con ocho localidades cada uno, se asomarán al callejón pero tendrán vedado su acceso a éste y configurarán, desde el viernes, una forma distinta de ver la corrida, hasta ahora sólo al alcance de los profesionales, taurinos y autoridades.
La plaza cuenta con diez tendidos: cinco de sombra, dos de sol y sombra y tres de sol. Además, está perfectamente dotada con seis bares en la parte alta y otros dos a nivel del ruedo.
La sensibilidad de la empresa promotora con las tradiciones mateas se ha visto reflejada en la construcción de una grada para el apartado. Este pequeño tendido, de unos 150 espectadores, se ubica debajo de los graderíos de la propia plaza y en la zona que configurará el patio de arrastre y el espacio por el que se desembarcarán las corridas de toros.
Uno de los detalles que hablan de la modernidad de la plaza es la báscula electrónica, que ya está instalada. El toro pasará por ella, será pesado unas diez veces mientras pasa de la cambreta al corral y mediante una serie de operaciones matemáticas, se obtendrá la media y con ella el peso exacto de cada res. El albero definitivo del coso será traído ex profeso desde Alcalá de Guadaira en unos 16 camiones. Aunque este año, como la plaza no estará cubierto, será colocado uno provisional procedente de Miranda de Ebro, similar al que cuenta La Monumental de Pamplona.
Javier Labad y Diego Garteiz señalan que otro de los detalles más importantes de este nuevo recinto será la ausencia casi total de viento, “incluso con la cubierta abierta del todo”.

Foto: Fernando Díaz
Artículo publicado en La Rioja el domingo 16 de septiembre de 2001, cinco días antes de inaugurarse la nueva plaza de toros de Logroño