miércoles, 19 de octubre de 2005
José Antonio Iturri: ha muerto un periodista de los que ya no se estilan
Acabo de recibir como una losa la noticia de la muerte de José Antonio Iturri, un periodista de los que ya no se estilan. Tuve la suerte de conocerlo a principio de la década de los noventa en la redacción del desaparecido 'Navarra Hoy', de Pamplona. Recuerdo de forma indeleble su generosidad para todos los novatos que llegamos al periódico, la manera en la que nos enseñaba a enfocar las informaciones, ese quitar lo que sobra donde sobraba y apurar al máximo la economía en el lenguaje informativo. Y es que José Antonio Iturri sabía de criterios y de veracidades como muy pocos, por eso –por su sabiduría– era capaz de pulsar como nadie el pálpito de su ciudad, mejor dicho, el alma de sus convecinos.
Pero más allá de la técnica, de la objetividad y del propio periodismo, la figura de Iturri desprendía un aire cabal de ese sentido tan raro en la vida que atañe a la maestría: maestría en el escribir y en sus sentimientos, en el trato, en el cariño y en la responsabilidad; maestría con Campari en la barra del Don Carlos mientras me acercaba a su oído para librar sus reflexiones del estruendo de aquellos sanfermines inolvidables que tuve la suerte de compartir con él, a la vez que discernía las razones sindicales de unos banderilleros que pasaban por allí.
En aquel 'Navarra Hoy' agonizante, la figura de Iturri era como un punto de encuentro de todos los periodistas que habitaban aquella convulsa redacción: los de la SAL, los contratados, los de prácticas y los caídos por casualidad.
Recuerdo conversaciones sobre la vida en su Renault 21 –con Radio 5 dando la tabarra– mientras me acercaba a una plaza de Barañain. Recuerdo el calor de sus historias y la forma en la que en aquella Pamplona de sueños se interesaba por las cosas que merodeaban por mi cabeza de meritorio riojano, porque Iturri me pronunciaba riojano con acento griego y siempre que podía alababa las patatas con chorizo, el vino de Haro y la mano de Titín. Lo recuerdo con Txampi, mano a mano, quitándole la idea de que él fue el primer detenido de la Democracia en Navarra. Le recordaré para siempre cuando me dijo que en los toros, con Polite, hacíamos literatura.
En fin, José Antonio Iturri fue uno de esos contados periodistas –sus nombres caben en el envés de un billete de las villavesas– que me hicieron amar esta profesión y para mí, ser periodista siempre será como ser un poco José Antonio Iturri, un maestro de los que ya no se estilan. Y como dejó escrito en el último 'Navarra Hoy', un abrazo "estés donde estés".
Foto: Diario de Noticias
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